Entre el 5% y 10% de adolescentes desarrolla patrones de uso problemático de tecnología. No se trata de demonizar Internet, sino de reconocer cuándo el uso deja de ser saludable. La adicción tecnológica se caracteriza por pérdida de control, dependencia psicológica, necesidad creciente de uso, cambios emocionales al interrumpirlo y consecuencias negativas en estudios, familia o relaciones sociales.